Desde hace algunos años imagino esculturas en movimiento, objetos con los que se puede actuar y desplazarse.

Esculturas instaladas que interactúan con los paisajes y sus historias. La lectura de una serie de mitos y leyendas relacionados con el estuario del Rance me inspiró para crear una serie de formas e instalaciones. En Rance, se contaba la historia del vuelo de piedras y rocas de granito. Criaturas semidivinas proyectaban las piedras por las orillas del Rance y las cuevas hacia el cielo. Estas piedras se encontraban en medio de los campos y pantanos circundantes, intactas y erguidas como menhires.

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Estas dos esculturas de la serie Mythophorie se llaman Membrures, y están inspiradas en las "costillas" de la arquitectura naval, la estructura que soporta todo el barco y recibe las fuerzas mecánicas. Las esculturas están listas para alzar el vuelo o simplemente encallar. Los mitos y leyendas locales formaban parte de una cultura a menudo oral, que establecía normas sociales y explicaba ciertos fenómenos naturales. Hoy en día, los viejos mitos locales se siguen contando como parte de un proceso continuo de folclorización de la tierra. Ya no explican la realidad, pero siguen siendo una fuente de asombro para turistas, historiadores y etnógrafos.

 

Sin embargo, creo que a veces los mitos o "mitos", sucedáneos de mitos o "trozos" de mitos, perduran y dejan su huella en un territorio. La Maison du Passeur de la Rance alberga historias y relatos legendarios, debido a su ubicación en la encrucijada entre las dos orillas del río. Hoy en día, el cercano cementerio naval y los astilleros de la Passagère siguen atrayendo visitantes.

Probablemente hay lugares que nunca dejan de actuar como catalizadores de historias, encallamientos, aventuras y pasajes.

Las costillas son esa base común que constituye la cultura y se reproduce con las infinitas modulaciones que conocemos, rara vez sin choques ni caos.